miércoles, 2 de mayo de 2007

Venerar el pasado

No hay nada como un error cuyo tiempo ha llegado. No hay nada como cuando la vida te sonríe y te deja tener una pequeña alegría irónica. No sé que cosas buenas he hecho, creo que ninguna, pero la vida siempre me da esos placeres escondidos. Esa pequeña fruta prohibida que Dios corta en pedazos y de repente te arroja la cáscara para que por lo menos huelas el sabor de la victoria.

La que mata, la que engaña, la que viste y desviste mi alma, la que me venció y perdió conmigo, la que me enseñó y aprendió de mi, la que demostró que no estaba muerto y después me asesinó, la que comió de mi mano y me dio de beber de su pecho, esa. Ha vuelto.

Con otro disfraz, una cara fuerte y malévola, con la sonrisa mas apagada y los labios mas ardientes, pero volvió. Mi némesis, mi encuentro conmigo, mi dulce y fugaz agonía, ella ha vuelto.

Con el mismo nombre pero otro significado, volvió. Movió el mítico tapete que se llevó con ella, le dio dos vueltas a mi globo terraqueo y hoy me dio las respuestas de las preguntas nunca formuladas.

Y sin embargo, mi corazón no estalló. Pero dudó en hacerlo o no....

Mi pecado favorito me confesó por que dejó de pecar y no existe nombre que se le pueda dar a este nuevo ser que en el cascarón de mi amor, regresa sin ser en escencia mi verdad.

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente reflexion, tiene mucho de llevar por dentro las eumenides que luchan por salir del alma. Tiene algo que ver con mi pasado y es casi igual.