lunes, 28 de marzo de 2011

De los sueños realizados,


Alguna vez pensé aprender a nadar. Una vez entre copas y en una conversación que marco mis distancias, soñé besar a la luna. Mientras me desangraba en una revolución, soñé tomar la cabeza de una gran enemiga. Siempre quise tener un bar. Entre sabanas blancas pensé alguna vez que tendría a una mujer volcánica junto a mí.

Desperté un día en un reclinable de piel frente a una televisión gigante al lado de mis mejores amigos. Tome un salto fuera de un bote para vencer mi miedo al inmenso y logre conquistar el instinto de la natación. He besado a la luna en más de una de sus facetas aunque sin duda se me antoja besar a la luna en sus múltiples versiones.

Pero nada se compara con el sueño de la semana pasada. Siempre he dicho que hay dos tipos de personas. La gente de gatos y la gente de perros. Y el motivo es su similitud con estos animales. Sin ahondar en las características de cada uno diré solo que la gente gato son escurridizas, independientes y al escuchar un ruido amenazante, huyen con velocidad sin par y sorprendente agilidad.

Siendo yo una persona gato, reconozco la dificultad que es atrapar a uno de la especie por lo que mi sueño trataba de eso. De robarle un beso a una mujer gato. De esos besos cortos pero apasionados, dados a la sombra de la noche para no ser detectados ni divulgados. Al despertar nada me quedaba en mi cabeza más que ese sueño realidad.

La busque, le comente de mi onírica manifestación de algo que ya me cuesta trabajo ocultar. Salimos y…

Sera?

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