Morir en el desierto
no tiene nada que ver
con el agua, o la sed
es más bien la desolación
del viento y el sol
quemando nuestros cuerpos,
en el olvido de lo que
no volveremos a ser
porque lo prohibido
también tiene reglas
que las excepciones confirman
La arena es más que arrecife
pulverizado
el calor es más que
centígrados al rojo vivo
Es tú voz y la mía
en el eco
del camello marrón.
domingo, 9 de diciembre de 2007
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