sábado, 19 de julio de 2008

De los ángeles 2

De las cosas mas tontas que he hecho es juntar el trabajo con el amor. ya sentado en mi cubículo (Nada cómodo por cierto)las cosas mas absurdas me hacen recordar ese olor, ese sabor que me dejó ella. Hasta los lápices mordidos me hacen pensar en ella, aún sin saber si ella los mordió o fui yo.

Algo curioso pasa cuando uno se despoja de las armaduras. Siempre hay alguien que te recuerda, ya sea antes, durante o después, que no era realmente necesario si vale la pena la batalla. Mi armadura era una actitud desinteresada de todo, una promiscuidad bastante incomoda, un uso egoista de mi intelecto y media botella de tequila por las noches para asesinar a la conciencia. debajo simplemente era yo. Un valemadres, de buen corazón, un poco aburrido de la vida y adicto a las cosas nuevas que la cacería le brinda. O sea que la diferencia redicaba en que en el fondo no soy promiscuo.

Me lancé entonces en búsqueda del amor sin mi armadura. Ni un segundo puedo decir que me arrepiento. Dentro de los confines de mi alma ella fue un angel maravilloso. Tocó mi corazón, lo acarició, me hizo ver cosas que sé no habría podido ver. Me elevó a lo mas alto que podía alcanzar. Pero no era yo. Y al comenzar el vuelo, cuando ya podíamos volar de la mano, me di cuenta que ese angel me hacía volar pero yo no estaba usando mis alas. Para no mostrarle mis alas verdaderas, negras, puntiagudas, rotas, decidí soltarle la mano y dejarla volar hasta donde sé que puede llegar...
Y perdí a mi ángel.

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